Quien visite Lima y no pruebe un cocktail de Pisco Sour, se habrá perdido una de sus más grandes atracciones, sería como si alguien visitara París y no fuera a ver la Torre Eiffel. Así de simple.
El pisco peruano, hoy por hoy considerado licor bandera del país, es un aguardiente que se elabora a través de la destilación y fermentación de la uva blanca. Se cuenta que un inmigrante californiano llamado Victor Morris llegó a Lima a comienzos de 1900 y se asentó en los alrededores de la Plaza de Armas, en el centro de la ciudad, fundando el Bar Morris y creando ahí la receta del Pisco Sour en base al Whisky Sour de su país de origen. El bar operó hasta el año 1933.
Años más tarde, y con la cada vez más creciente notoriedad alcanzada por el cocktail, los distintos bares y hoteles de Lima se esforzaron por darle su sello personal a la bebida. En la esquina de los jirones Carabaya y Ucayali, el bar Maury comenzó a atraer más y más parroquianos en base a la especial textura del pisco sour del lugar, al que se la había añadido clara de huevo y unas gotas aromáticas de amargo de angostura.
A mediados de la década del 60, el bar se había convertido en un elegante hotel, donde se daban cita empresarios y personalidades de la época. Antonio Bergna, dueño del establecimiento, aceptó la apuesta de un prestigioso turfman limeño, Oscar Berckemeyer Pazos, quien había sido presidente del Jockey Club del Perú en dos oportunidades ( 1953-1955 y luego 1957-1959)
Berckemeyer era propietario del Haras Jesús del Valle y Datour, un semental francés de su propiedad, había dado a las pistas un hijo de nombre DARDANUS, ejemplar velocísimo que se preparaba a disputar la recta internacional del clásico "América" en el hipódromo de Monterrico.
Bergna aceptó que si DARDANUS ganaba esa carrera, lo dejaría entrar a su ya prestigioso bar a tomar pisco sour.
El domingo esperado llegó y DARDANUS ganó por nariz el clásico. Horas más tarde con esa misma nariz estaba oliendo el cocktail en el bar Maury, en una escena que lo haría famoso ya no sólo en los círculos hípicos, sino sociales, de toda la nación.
Cómo fue que lo trasladaron desde su caballeriza, cómo fue que ingresó al bar, no se sabe a ciencia cierta, pero las imágenes lo muestran muy calmado, con mucho aplomo, recibiendo los flashes de los reporteros como un bebedor más, que festeja la satisfacción del deber cumplido, en una jornada cualquiera.
Yo no había nacido en ese entonces, pero ahora cada vez que llego a Lima para visitar amigos y familiares, voy al hotel Maury y me siento en esa famosa barra.
Eloy Cuadros, el barman que atiende allí hace 50 años, de los 68 que tiene, me prepara al instante la sabrosa bebida, que sale espumosa de la coctelera y se vierte en el vaso con la promesa de un pecado irresistible.
Miro el lugar donde tantos recuerdos y tantos brindis se agolpan en los añejos muebles de roble, y por un momento siento al campeón de la recta venir a mi lado invitándome a beber, por él, por mí y por la vida. Y cómo negarme...
¡Salud DARDANUS...!
Dardanus, The Horse They Toasted With Pisco Sour
Anyone visiting Lima, Peru, who doesn’t try a Pisco Sour cocktail will have missed one of its greatest attractions, it would be like someone visiting Paris and not seeing the Eiffel Tower. It’s as simple as that.
Peruvian Pisco, considered the country’s flagship liquor today, is a brandy that is made through distillation and fermentation of white grapes. It is said that a Californian immigrant named Victor Morris arrived in Lima in the early 1900s and settled in and around the Plaza de Armas, in the center of the city, founding the bar Morris and hence creating the Pisco Sour recipe based on Whisky Sour from his country of origin. The bar operated until 1933.
Years later, and with the ever increasing notoriety achieved by the cocktail, the pubs and hotels in Lima strove to give their personal stamp to the drink. In the corner of Carabaya and Ucayali street, the bar Maury began to attract more and more parishioners based on the special texture of the pisco sour at that place, to which egg white and a few drops of aromatic Angostura bitters were added.
In the mid-1960s, the bar had turned into an elegant hotel, which brought together entrepreneurs and personalities of the time. Antonio Bergna, owner of the establishment, accepted a bet from a prominent Thoroughbred owner-breeder in Lima named Oscar Berckemeyer Pazos, who had been president of the Jockey Club of Peru on two occasions (1953-1955, 1957-1959)
Berckemeyer owned Jesus del Valle Farm and Datour, a French stallion who had sired a horse named Dardanus, a very fast horse who was preparing to contest the Clasico America, an international sprint race run on the five-furlong straightaway at Monterrico Racecourse.
Bergna accepted that if Dardanus won that race, he would let the horse enter his prestigious bar for a drink of pisco sour.
The much-awaited Sunday arrived and Dardanus won the international race by a nose. Hours later, with that same nose, Dardanus was smelling the cocktail at the Maury in a scene that would make him famous not only in equestrian circles, but socially nationwide.
How was that he was taken from his stable, how was it that he entered the bar? No one knows for sure, but the images show him very calm, with aplomb, getting flashes of cameras with reporters around him as a drinker, perhaps celebrating the satisfaction his accomplishment.
I was not born then, but now every time I get to Lima to visit friends and family I go to the Maury hotel and sit at that famous bar.
Eloy Cuadros, the bartender who has served there for 50 years, now 68, instantly prepares me the tasty beverage that leaves the shaker foamy, and he pours it into the glass with the promise of an irresistible sin.
I look at the place where so many memories and so many toasts were made by crowds on the vintage oak furniture and for a moment I feel the sprint champion come to my side to invite me to share a drink, for him, for me and for life. And how to say no ...
Cheers, Dardanus!