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El azar es un componente inequívoco de nuestras vidas. Tal vez la demora imprevista en llegar a una cita de trabajo, producto de una inesperada avería del vehículo en el que viajamos, permite que conozcamos, en el ascensor que nos lleva a la oficina de nuestra entrevista, a quien será la madre de nuestros futuros hijos. Han habido quienes, por enfermarse de súbito o doblarse el tobillo saliendo al encuentro del taxi que los iba a llevar al aeropuerto, se han salvado de viajar en un fatídico vuelo. Pareciera que una fuerza misteriosa mueve los invisibles hilos de un sendero personal diseñado para cada uno de nosotros y que a través del tiempo y de las épocas, algunos no han dudado en llamarlo destino.
Si bien es aplicable a cualquier área de la actividad humana, es en la hípica donde el azar escribe algunos de sus capítulos más interesantes y apasionantes.
Año tras año los criadores se esfuerzan y hacen los estudios pertinentes para lograr el cruce ideal, aquel que brinde al ejemplar soñado, el crack. Y año tras año, uno de todos ellos lo logra. Uno de todos ellos ve que el temeroso recién nacido, patilargo y enclenque, que andaba a los tumbos tras su madre, se convirtió finalmente en el escogido, en el que grabará para siempre su nombre en los anales de la historia del hipismo.
A veces sucede que este criador, con el auxilio de su experiencia reserva al futuro crack y no lo expone a los ojos de probables compradores. A veces también sucede que una tentadora suma de dinero lo seduce para su venta. Pero ¿qué ven ellos para empezar a creer que tienen al que se llevará todos los honores de su generación?
¿Qué fue lo que vio Pablo Hernández? uno de los propietarios originales de Invasor, el gran crack argentino, premio Eclipse como mejor caballo del año 2006, ganador de la "Classic" y de la Dubai World Cup. Y por oposición...¿Qué fue lo que no vio quien lo vendió en los remates a sólo 20,000 dólares?
INVASOR
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¿Qué fue lo que vio Freddy Nossar? el propietario peruano más exitoso en cuanto a triunfos internacionales, ganador de 2 clásicos "Carlos Pellegrini" en Buenos Aires, con Laredo (1993) y con Fregy's (1996), además de 2 clásicos "Latinoamericanos", con Deepak (2008) y Bradock (2011)
Por más impresionante pedigree que ostente un pura sangre, por más perfecta que pueda ser su conformación ósea, es impredecible su campaña en las pistas. Pocas veces un alto precio en los remates termina siendo un coronado. Toda una serie de complejos sucesos tienen que irse dando para llegar finalmente al herraje vencedor, los laureles y la gloria.
En estos momentos, el ganador del Derby de Kentucky del 2015 ya ha nacido y en estos momentos galopa juguetón con sus congéneres en alguna verde pradera de un Haras sin saber el destino que le espera, ni los textos que sobre él se escribirán, ni las cámaras que lo seguirán, ni los flashes que lo cegarán muy brevemente.
En estos momentos, disfrutando del verano, tal vez lejos o tal vez cerca de él, unos ojos humanos todavía no lo han visto, más tarde o más temprano lo harán, y cuando lo hagan sentirán un repentino chorro de sangre corriendo por sus venas, aquella corazonada especial, la silenciosa revelación que une a un hombre con pasión por las carreras, señalado por el azar y a un noble animal, fruto de un esmerado cruce de sangres, señalado por su especie como el mejor, como el más capaz, como el campeón de la pista.
English Translation
Chances and Hunches
Chance is a unique component of our lives. Perhaps the unforeseen delay in arriving at a job interview due to an unexpected breakdown of the vehicle in which we travel, can allow us to meet in the elevator that leads to the office of our interview, the woman who will be the mother of our future children. There have been those who, for becoming suddenly ill or bending an ankle running out to meet the taxi that would take them to the airport, have been saved from traveling on a fateful flight. It seems that a mysterious force moves the invisible threads of a personal path designed for each of us and through time and ages; some have not hesitated to call it fate.
Although applicable to any area of human activity, it is in horse racing where chance writes some of the most interesting and exciting chapters.
Year after year, breeders strive and complete the necessary studies to achieve the ideal cross, the one that provides the exemplary, dreamed-about standout who will win the Kentucky Derby. And year after year, one of them succeeds. One of all of them sees the fearful newborn - leggy and weedy - who went to the dumps after his mother, finally became the chosen one, in which his name will forever be recorded in the annals of horse racing history.
It sometimes happens that this breeder, with the help of experience, reserves the future standout and does not expose it to the eyes of prospective buyers. Sometimes it also happens that a tempting sum seduces the breeder to offer a future champion for sale. But, what do they see to start believing that they have the one that will take the marquee race of his generation?
What did Pablo Hernandez - one of the original owners of Invasor, the great Argentinian, Eclipse Award winner as Horse of the Year in 2006, winner of the Breeders’ Cup Classic and the Dubai World Cup - see?
And in opposition, what was it Invasor’s first owner did not see, the one who sold him privately for just $20,000?
What did Freddy Nossar see? Nossar is the most successful Peruvian owner in terms of international success, winning two editions of the international Carlos Pellegrini in Buenos Aires, with Laredo (1993) and Fregy's (1996), and two continental “Latinoamericano” championships with Deepak (2008) and Bradock (2011).
As impressive pedigree a Thoroughbred could have, as perfect as its physical conformation may be, its campaign at the races is unpredictable. Rarely has a sale topper in the auction ended up being crowned champion. A series of complex events must give to finally reach the winner’s circle and glory.
By this time, the winner of the 2015 Kentucky Derby has been born and now gallops playfully with its counterparts in the green meadow of a farm without knowing the fate that awaits him and the texts that will be written about him, nor the cameras that will follow him or the flashes that bring the glare of the national media.
At this moment, enjoying the summer, perhaps far or maybe near him, human eyes may not yet have seen the greatness in him. Later or sooner they will, and when they do they will feel a sudden gush of blood running through their veins, that special hunch, the silent revelation that inspires passion for horse racing. Marked by chance and a noble animal, the result of a careful breeding, perhaps this is the one who will become the best of his generation, the most capable, the champion.